El diario de una madrastra 1

Hace no mucho, el pequeño se mandó una de las suyas, como es comprensible a un niño de su edad, esto no hubiera sido remarcable si no fuera porque se las mandaba seguido, si, si, hable en pasado, ya se van a enterar porque…

El pequeño tenía la costumbre de mandársela y no hacerse cargo y era capaz de justificar que por culpa de una mariposa que aleteo de más en Japón se desencadenaron distintos sucesos que llevaron a que eso sucediera, si, así como leen…

Al principio, como buena madrastra, me preocupe, si bien estoy a cargo de su educación, crianza y cuidado hay temas que tal vez por falta de información (crianza anterior a mi) me cuesta encontrarle la vuelta, debo admitir que por suerte el muchachito para su edad tiene una buena tendencia al dialogo (en tanto y en cuanto él vaya ganando).

Pues bien, cansada de que le echara la culpa a las gatas de que el no pudiera copiar en clase, por poner un ejemplo ridículo, nos sentamos a hablar.

La charla comenzó dándole la definición de comportamiento y consecuencia, suena raro, no? Pero si, luego que entendió que cada persona es libre de elegir los comportamientos que quiere para sí, comencé a adentrarlo en el inevitable mundo de las consecuencias que esas elecciones acarrean.

Poniendo ejemplos tales como: “si vos te portas mal, vos elegís portarte mal, porque ya entendes y sabes diferenciar lo que está mal de lo que está bien, entonces, retomando si vos elegís hacer algo malo, la consecuencia va a ser bastante poco feliz para vos, y el único “culpable” de que esa consecuencia recaiga en vos, vas a ser vos”. La parte en que se le abren los ojos como si hubiera tenido una epifanía es impagable, pero es mi señal para saber que entendió lo que le explique.

Le pedí que me diera un ejemplo y me dijo: AAAhhh!!! Entonces como yo trate mal a Sofia (su gata) está bien que ella no quiera saber nada conmigo, yo sabía que no tenía que tratarla mal y ahora ella no me quiere” - Correcto!

Lo que siguió fue fabuloso: - “Como hago para que me vuelva a querer?” – Y bueno vas a tener que tener mucha paciencia, demostrarle que no la queres lastimar, respetar sus tiempos, acariciarla despacito y no abrazarla hasta que se le salten los ojos, es más, ¿Queres empezar a darle de comer a las gatas para que se vayan acostumbrando y empiecen a buscarte?

A lo que recibí como respuesta un – “Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!!

Y acto seguido comenzó a llenarles el comedero todos los días, pero no a cada rato, sabe que hay que llenarlo a la mañana y a la tardecita porque sino se les va el olor a la comida y a las gatas no les gusta y también le gusta compartir en su Facebook las fotos de gatitos en adopción “para ayudarles a encontrar casita”. (Ya esta hecho un experto en crianza de mininos).

Y con respecto a “sus mandadas” siguen sucediendo, pero ahora el dialogo es distinto:

-         -  Porque lo hiciste?

-         -  Por tal y tal cosa

-         -  (charla con respecto a lo sucedido)

-         -  Sabes que pasa ahora no?

-          - Si, tengo que afrontar la consecuencia

-         -  Exacto, pero me interesa mas saber si entendiste que hiciste mal y como remediarlo

-         -  (respuesta)

-          - Bien, hoy no hay tele ni compu ( y a estas alturas suelo mandarlo a merendar, hacer la tarea, a acomodar su cuarto y a bañarse y después de todo esto le levanto el castigo y puede estar una hora con la tele y la compu)

La parte interesante después del primer dialogo, ya no esconde “sus mandadas”, ya no hace berrinche porque lo castigan, asume su responsabilidad y ya no se las manda tan seguido.

Es interesante como un nene de 9 años puede asimilar esto con una simple charla e invitándolo a reflexionar y hay personas de más de 30 que todavía no lo entendieron.

Creo que todavía hay esperanza en las generaciones futuras.

Estimados padres, un mensaje de un madrastra: tómense el tiempo para hablar con sus hijos ellos realmente necesitan escucharlos y que los escuchen, es muy importante para ellos sentir que Uds. Están dispuestos a invertir un poco de su tiempo para estar con ellos y más aún interesarse en lo que les pasa. 

Alejandra Perez